La obesidad está aumentando en todo el mundo, tanto en países pobres como ricos. Es un problema del que es necesario concienciar porque no solo afecta a nuestra apariencia, sino que también es un factor de riesgo importante para muchas enfermedades. Por lo tanto, la reducción de grasa y el mantenimiento del peso dentro de un rango saludable deben estar en la lista de nuestros objetivos saludables. Además del ejercicio o la dieta, ¿pueden los tratamientos estéticos ayudarnos a lograrlo de manera saludable?
¿Qué es la obesidad?
La obesidad es un síntoma de acumulación excesiva de grasa en el cuerpo. Engordamos o nos volvemos obesos cuando la ingesta calórica es constantemente superior a las calorías necesarias durante un determinado periodo de tiempo. El contenido normal de grasa en los hombres es del 15-18%, mientras que en las mujeres es del 20-25%. A medida que envejecemos, el porcentaje de grasa corporal aumenta.
De hecho, la obesidad no es únicamente una preocupación de peso: ha sido clasificada como una enfermedad por la OMS (Organización Mundial de la Salud) ya que tiende a compartir propiedades fisiopatológicas similares con muchas enfermedades crónicas.
Un IMC entre 25 y 29,9 se considera sobrepeso; un IMC ≥30 se considera obesidad.
- Obesidad clase I: 30,0-34,9
- Obesidad clase II: 35,0-39,9
- Obesidad clase lll: ≥40,0
El índice de masa corporal (IMC) es una medida de la grasa corporal de una persona en función de su altura y peso. La fórmula del IMC es peso ÷ altura 2 (kg/m2 ) .
Causas
Lo ideal es que nuestra ingesta calórica diaria y nuestro consumo calórico diario alcancen un equilibrio para que obtengamos la cantidad de energía necesaria para pasar el día. Sin embargo, cuando la ingesta calórica es mayor que el consumo, el equilibrio se rompe y provoca la acumulación de grasa y obesidad si se mantiene durante un largo periodo de tiempo.
- Genética
La obesidad es hereditaria y está influida por la interacción de la genética. Entre el 20 y el 40 % de los niños que nacen de padres obesos son propensos a padecerla.
- Mal estilo de vida
- Preferencia alimentaria: La dieta centrada en el consumo elevado de calorías (incluido un alto contenido de azúcar y alimentos fritos) carece de vitaminas y minerales, lo que conduce a la obesidad con acumulación de grasa en los órganos internos.
- Comer en exceso: Personas que comen demasiado y más de lo que necesitan; personas a quienes les gusta picar y comer justo antes de acostarse.
- Hábitos alimentarios poco saludables/Hacer dieta: Comer alimentos poco saludables o hacer una dieta extrema puede provocar una ingesta insuficiente de vitaminas y minerales. Las vitaminas y los minerales son nutrientes esenciales para que nuestro cuerpo digiera y elimine la grasa. Por lo tanto, una ingesta deficiente de nutrientes puede limitar la eliminación de grasa y mantener indirectamente más grasa en el cuerpo.
- Estilo de vida sedentario: Día tras día comiendo sin hacer ejercicio, el estilo de vida sedentario ralentizará el metabolismo de tu cuerpo y reducirá enormemente el uso de energía, lo que provocará un desequilibrio entre la ingesta y el uso de energía. Con un bajo uso de energía, queda una cantidad excesiva de energía en el cuerpo que se convertirá en grasa.
- Otros factores de estilo de vida: Otros factores de riesgo son los malos patrones de sueño y beber demasiado.
- Edad
Nuestro principal consumo de energía corporal proviene principalmente de la actividad metabólica basal, seguida de la actividad/ejercicio y el efecto térmico de los alimentos. Cuando envejecemos y no hacemos ejercicio, nuestro metabolismo basal se ralentiza, lo que hace que nuestro cuerpo sea propenso a la obesidad, conocida como la enfermedad de la mediana edad.
- Estresado
Cuando estamos bajo estrés, nuestra glándula endocrina produce y libera una hormona esteroide llamada cortisol. Un nivel alto de cortisol induce la liberación de una hormona del hambre llamada grelina, que aumenta nuestro apetito. Además, el cortisol reduce la sensibilidad del cerebro a la leptina, desencadena el deseo de comer alimentos con alto contenido de azúcar y grasa, y bloquea o retrasa las señales de saciedad. Por lo tanto, afecciones como el estrés mental, el posparto, el síndrome menopáusico y la presión laboral pueden alterar el nivel hormonal normal y el mecanismo nervioso, y dar como resultado un cuerpo propenso a la obesidad.
Síntomas
La obesidad se puede dividir en obesidad primaria y obesidad secundaria. La obesidad primaria se atribuye principalmente a la genética, el sedentarismo, los malos hábitos alimentarios y los hábitos de ejercicio. La obesidad secundaria significa que la persona tiene una condición médica que le ha hecho ganar peso. La obesidad secundaria es menos frecuente que la obesidad primaria, más del 99% de la obesidad es obesidad primaria.
La obesidad primaria puede aparecer a cualquier edad, aproximadamente la mitad de los adultos obesos tuvieron obesidad durante su infancia. Generalmente, el aumento de peso debe ser un proceso gradual. Si el aumento de peso es rápido, puede ser un síntoma de obesidad secundaria. Hombres y mujeres han mostrado diferentes síntomas de aumento de peso. Los hombres acumulan peso principalmente en el cuello, el tronco y la cabeza, mientras que las mujeres lo hacen principalmente en el abdomen, la parte inferior del abdomen, los senos y los glúteos.
Personas afectadas
La obesidad afecta a una amplia población mundial. Los jóvenes obesos tienen problemas con su apariencia, mientras que las personas mayores con obesidad tienen problemas con su salud.
- Años 30:
A partir de los 30 años, la secreción de la hormona del crecimiento disminuye gradualmente, lo que provoca una tendencia a almacenar grasa y perder masa muscular. El metabolismo también se ralentiza, lo que provoca un aumento de peso. Los hombres de 30 años suelen engordar en el abdomen, mientras que las mujeres de esa edad pierden masa muscular gradualmente (llegan a perder hasta 170 g al año) y ganan grasa.
- Años 40:
Con el continuo descenso del metabolismo, las personas de 40 años tardan más en quemar la misma cantidad de calorías en comparación con su edad más joven. Además, la energía diaria que necesitan disminuirá. Si no han ajustado su dieta y han seguido ingiriendo alimentos como cuando tenían entre 20 y 30 años, no es de extrañar que aumenten de peso anualmente 14 kilos. La perimenopausia (período de transición a la menopausia) afecta gradualmente a los niveles hormonales femeninos, lo que hace que las mujeres sean más propensas a acumular grasa abdominal.
- Años 50:
Las hormonas masculinas en las mujeres menopáusicas disminuyen gradualmente a un ritmo del 50%-60%, mientras que la tasa de disminución es mayor para el estrógeno (hormona femenina) que llega al 66%. La rápida disminución de las hormonas fomenta la acumulación de grasa en la cintura. Las personas con sobrepeso de entre 50 y 59 años suelen sufrir diversas enfermedades cardiovasculares causadas por la presión arterial alta y los niveles altos de colesterol. En el Reino Unido, aproximadamente un tercio de las personas mueren de enfermedades cardíacas.
- Años 60:
El sobrepeso a los 60 años puede limitar la movilidad, lo que dificulta mantener un peso normal. A partir de los 65 años, casi el 32 % de las mujeres tienen sobrepeso, en comparación con un alarmante 54 % de los hombres.
Independientemente de la edad, la obesidad afecta nuestra salud y apariencia. Todos deberíamos ser conscientes de los cambios que sufre nuestro cuerpo.